Los cuentos de Mardigo – Bribón, el garboso y presumido camaleón de la Punta del Boquerón

Érase una vez, un garboso y presumido camaleón llamado Bribón, que paseaba por la Punta del Boquerón, frente al Castillo de Santi Petri, en la localidad gaditana de San Fernando.

Oculto entre los restos de la Batería de Urrutia, y por la vegetación de las dunas que separan el anterior enclave, de lo que queda de un antiguo búnker artillero, todos ellos pertenecientes al paradisíaco paraje natural de la Punta del Boquerón, perteneciente al Parque Natural Bahía de Cádiz, vive un garboso y presumido camaleón, que según sea el visitante que se acerque hasta aquel lugar, se deja ver, o no.

Para los paseantes casuales o primerizos, Bribón, suele aprovecharse de su facilidad para camuflarse con todos y cada uno de los elementos naturales o construcciones que por allí pululan, para evitar ser avistado e incluso cazado para luego ser abandonado en otro lugar, en el mejor de los casos.

Pero lo que más temen, Bribón y el resto de camaleones que por allí habitan, son las histéricas reacciones de algunos urbanitas, que sorprendidos por cualquier animal que sea mayor que una simple mosca, suelen actuar intentando alejar y fustigar con el primer palo que pillan, a los pacíficos habitantes de aquellas latitudes, que al fin y al cabo están en su hábitat natural.

En cambio, para los que habitualmente llegamos hasta aquel recóndito lugar de La Isla, cada vez que somos descubiertos por cualquier camaleón y específicamente por Bribón, observamos como de forma garbosa y presumida, se ronean, marinean o trepan por donde haga falta ante nuestros ojos, cual elegante modelo de pasarela, buscando agradar a quienes los admiran, miran y remiran.

Es por ello, que si alguno de ustedes desea conocer a Bribón, o alguno de sus congéneres, sean hermanos o amigos, tendrán que poner algo de su parte y trabajar un poco, pues deberán visitar al menos diez veces la Punta del Boquerón, en menos de dos meses antes de que llegue el verano, para ser reconocido como un visitante habitual, y no uno de los tantos turistas que cada verano se adentran por el sendero o por la orilla de la playa, hasta el final de la enorme lengua de tierra, que desde la capital de Cádiz, discurre en su parte inicial entre el océano Atlántico y la Bahía de Cádiz, para desde Torregorda hacerlo entre el citado océano y los caños y esteros del Parque Natural.

Y sobre todo nos hemos percatado que son especialmente bienvenidos, aquellos que contribuyen a mantener limpio su entorno, ante los que Bribón, sus familiares y amigos, parecen mostrarse más garbosos y vistosos que al resto, pareciendo que de esa forma agradecen la solidaria acción de ayudarles a conservar su medio ambiente.

Así que avisados quedáis, de lo que deberéis hacer para descubrir en la Punta del Boquerón, a Bribón el camaleón, paseando y presumiendo, pero hasta que eso ocurra, por hoy, Colorín, Colorado, este cuento se ha acabado.

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